PATOLOGÍAS Y ADICCIONES TECNOLÓGICAS
Las adicciones tecnológicas generan síntomas similares a la de las adicciones a sustancias químicas. Por un lado existe el factor desinhibidor y placentero del contacto virtual y por otro la facilidad con la que se puede fantasear, idealizar y crear una realidad imaginaria para relacionarte con los demás y con el mundo. Por un lado en la tecnología se encuentra un mercado de placer y por otro nos ofrece la virtual percepción de control obsesivo y compulsivo. Conseguir de una manera sugestiva que el placer tecnológico se convierta en tortura y displacer es uno de los enfoques en el sistema de la terapia breve estratégica. Los baños de realidad suelen ser de altísima eficacia así como también la organización de los tiempos y espacios que privan el efecto placentero de descarga compulsiva sin control.
En la Comunidad de Madrid hay un servicio pionero de atención a las adicciones tecnológicas. En el 2018 han tratado a más de 2300 personas. Según el coordinador del servicio de adicciones tecnológicas, José Moreno, estas se producen cuando estás más de dos horas sin quitar la vista de una pantalla, sea del televisor o del móvil. Es importante tratar estas patologías de manera sistémica, con la familia para dotarles a todos de herramientas que ayuden a gestionar estas situaciones. Se trata en definitiva de controlar la herramienta tecnológica no de que ella te controle a ti. Al final los jóvenes agradecen que se les ayude a liberarse de este comportamiento porque reconocen que se encuentran mejor, rinden más y son más felices.
La adicción tecnológica es tan habitual ahora que todos debemos ser conscientes de su importancia. Tenemos nuestros dispositivos en la mano durante todo el día, que nos proporcionan de todo, placer, distracción, comunicación, juego, mezclado con trabajo y obligaciones. El conocimiento de su perjuicio físico y psicológico y el control de su uso marca la diferencia entre una herramienta de utilidad a una peligrosa y alienante adicción compulsiva.