Terapia para Miedos y Fobias
Miedos y Fobias
Si el miedo se define como una reacción emotiva y corporal ante una situación que se rechaza por el peligro que representa, real o subjetivo, la fobia define el mismo rechazo pero ante un objeto o situación concreta y hacía la que te resulta imposible exponerte. Los síntomas del miedo son muy similares a los de la ansiedad y puede crear fuertes reacciones en el cuerpo ( diarreas, dificultad al respirar, temblor ) y en las emociones ( huida, ataque,bloqueo mental,percepción negativa de la realidad, irritabilidad permanente, percepción espacial alterada). Normalmente se dice que el miedo es necesario para el aprendizaje y conservación de las especies. Es uno programa biológico y primitivo para sobrevivir a los peligros. El cuerpo percibe los mismos estímulos ante el miedo “real” como hacia los miedos psicológicos.
Tipos de fobias
Hay muchas fobias clasificadas como miedos invalidantes e irracionales, la buena noticia es que se pueden superar. Sobre las que me suelen consultar en el gabinete son aquellas que por necesidad crean verdaderas dificultades en la vida cotidiana, como por ejemplo “la amaxofobia” o miedo a conducir, el miedo a volar en avión. Este rechazo irracional y fóbico puede venir de traumas inconscientes y que se expresan con este transtorno.
Tratamiento y solución
Tanto en los miedos como en las fobias es necesario crear una estrategia de acercamiento y exposición a la situación que se rechaza, se plantea de una manera personalizada y dependiendo de cómo se manifiesta en cada caso. Por ejemplo una paciente me pidió que le ayudara a solucionar su miedo a conducir en autopista porque le impedía realizar su trabajo con normalidad. En tres o cuatro sesiones se resolvió este problema llevando a la paciente a creer que podía tener el control en todo momento, tanto si conducía como si no lo hacía. Esta percepción de control de la situación relajó su nivel de ansiedad hasta que pudo conducir de manera natural y confiada. Tener miedo a la muerte, a la enfermedad, a la pérdida de un ser querido, al futuro, a no cumplir tus sueños, a los cambios, a la crítica, a fracasar, a enamorarse a hablar en público y otros no son más que expresiones de la excesiva rigidez y control mental al que se quiere someter la existencia, queriendo expulsar cualquier estado de incertidumbre ante lo desconocido. Y cuanto más deseas controlar lo desconocido más te descontrolas hasta llegar a ser un sentimiento invalidante que puede perjudicar gravemente tu salud mental, social y física.
Se ha instalado la creencia de que hablar de tus problemas o de tus miedos ayuda. No sólo no ayuda sino que aumenta el problema. Si no quieres que crezca la mala hierba en tu jardín empieza por no regarla. Cuando un paciente se dirige a mi consulta, muchas veces sin saberlo manifiesta un malestar interior que aún no ha reconocido como sus miedos. Estos estados negativos y síntomas de este malestar se solucionan ayudando al paciente a afrontar el miedo de manera indirecta y progresiva. La mente suele estar tan bloqueada por sus miedos y sensaciones negativas que una fórmula que hace cambiar su percepción desde la primera sesión es la de imaginar todos los días por la mañana que ha ocurrido un “milagro” que ha solucionado todo lo que le preocupaba, así como desmontar todas los sistemas creados alrededor de los mismos, así como evitar múltiples situaciones que los reviven o hablar demasiados sobre los mismos, y después empezar a afrontarlos de manera progresiva y gradual. En este caso suelo trabajar también con la relajación profunda que induce la respiración sabia y abdominal, para que desde la primera sesión se perciba a sí mismo de manera diferente, equilibrada y con capacidades y potenciales para resolver los miedos que le perturban. En la 4 y 5 sesión cambian considerablemente sus percepciones de temor hasta experimentar la situación con tranquilidad y sin temor.